martes, 16 de diciembre de 2008

La Escondida.

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Ella la había olvidado, quizás entre aquel líquido amniótico o entre algún antibiótico, quizás entre juegos, juguetes, entre operaciones u operarios o entre algún montón de hojas secas en los que de niña saltaba para simplemente escuchar su crujir, un montón de sentimientos, de sueños.

Algo la trajo de nuevo a su mente, la hizo buscarla y de golpe la vio… la vio desconsolada, sentada a un costado, hecha un bollo, pudo ver su cara… era la cara de una nena de la que brotaban lagrimas, muchas lagrimas… estaba llorando, lloraba acostumbrada a estar encerrada, no quería salir, no podía hacerlo, sentía vergüenza.

La vio desnuda de pies a cabeza, de alma a espíritu, de espíritu al mundo, hacia su propio mundo, el mas importante, el que olvidó, el que no sabe reconstruir, rearmar, no sabe siquiera como empezar ni por donde. Quiere retroceder, encontrarla en ese lugar donde la olvido, la perdió, la escondió…

Se escondió, y ella no puede encontrarla, sale de su elegido hogar gritando “PICA PARA TODOS MIS COMPAS” toca la pared, ella comienza a reaccionar, ya es tarde… salio corriendo, volvió a su escondite.

Ella siente dolor, va a gritar, empieza a gritar, grita desde adentro… desde bien adentro, grita con todas sus fuerzas, el dolor la ahoga… escupe, escupe un poco de si, algunas cenizas, las que guardo por tanto tiempo… la llama, la llama… se desvanece.

Comienza a juntar las fuerzas que encuentra derramadas por el suelo e intenta encontrarla, ENCONTRARSE.